Bárbara Torres sabe que su belleza no es la estándar dentro del medio del espectáculo, pero está consciente de su talento y que puede utilizar aquello que la caracteriza para crear personajes o reírse de sí misma.
“Soy narigona (narizona), no tengo ‘bubies’, tengo un pie enorme calzo del 12, tengo las manos largas, pero a mí me gusta ser así, si no fuera así no podría hacer chistes de mi persona. Jamas me haría cirugía, me podría implantes o me levantaría el trasero, porque así nací y si te ríes de ti mismo es la mejor manera de enfrentar la vida”.
Aún así ella es una de las comediantes más conocidas gracias a personajes como Exelsa, del programa «La Familia P.Luche» o «Lorenza», el unitario que lleva el mismo nombre y el cual le dio este año su primer papel protagónico después de 17 años, tiempo que tiene de haber llegado de su natal Argentina a México en busca de una oportunidad.
“No soy prototipo de protagonista de novela, pero creo que todo llega en el tiempo que tiene que llegar. Me decía un amigo que es escritor, ‘ya créete que eres una protagonista’, yo le decía que no porque si me pongo en el mud de que soy una, no voy actuar como me gusta actuar, no creo en eso”.
Torres explicó que si bien hay un ideal para las estrellas de novelas, no todas las actrices que encabezan un elenco cumplen con él.
“Hay gente que sirve para hacer una cosa como protagonista y gente que sirve para otra. A Lorenza no me la imagino de ojos azules y rubia, o yo no me imagino siendo protagonista en una novela de amor con un príncipe azul, considero que cada uno tiene su rol en la vida y su lugar. Lo físico no afecta, porque uno trasciende con la actuación”.
Fue precisamente su talento y persistencia los que le dieron, tras cinco años de tocar puertas, la oportunidad de realizar su proyecto «Lorenza», programa que al fin salió al aire en marzo de este año por Las Estrellas, con tan buena aceptación que Bárbara ya está grabando los capítulos de su segunda temporada; además actualmente se encuentra en temporada con la obra de teatro «La culpa es de las hormonas», que ella escribió al lado del también director Óscar Rubí.