El Festival de Rock y Ruedas de Avándaro, realizado el 11 y 12 de septiembre de 1971 en Valle de Bravo, fue señalado en su momento por ser escenario de excesos.
Para el productor Luis de Llano ha sido muy castigado el festival de Avándaro porque en realidad en él no sucedió nada.
«No fue lo que la gente visualiza. No. Los chavos llegaban muy tranquilos, se sentaban en sus tiendas de campaña, disfrutaban la música, la estrella de Avándaro fue el público», dice en entrevista.
El Festival de Rock y Ruedas de Avándaro, realizado el 11 y 12 de septiembre de 1971 en Valle de Bravo, fue señalado en su momento por ser escenario de excesos 6 hasta encuerados, pero Luis explica que más que eso en él reinó la unión.
«Nunca imaginaron que iba a llegar a ese extremo de gente. (Fue) la primera reunión de tantos cientos, miles de chavos por razones que no son políticas», dice en entrevista.
«Todos se volvieron iguales. Hubo una gran convivencia entre la gente misma, la primera reunión de clases sociales donde estaban chavos, jóvenes, conviviendo porque todos tenían que compartir lo mismo, la comida, los baños. Fue un fenómeno para mí muy importante y claro que se iba la luz, teníamos equipos muy primitivos de producción. Ahora vas a los shows y te quedas admirado del espectáculo que te ponen porque casi es más importante las luces los efectos, que el grupo en sí», considera.
Para el concierto que hoy cumple 50 años y tuvo entre sus principales grupos a Three souls in my mind (precursor de El tri) Luis de Llano Macedo fue uno de los productores y se considera como una versión mexicana del clásico Festival de Woodstock.
«Pasaron 50 años y parece que fue ayer. Para mí me marcó en muchas cosas y también luché mucho por la música, por el rock, y obviamente la aventura de Avándaro fue una cosa única que no volveré a vivir en mi vida, ya no volvería a hacer un concierto, ya no es momento para mí de hacer eso, ya es otra época, vivíamos en una forma diferente y pensábamos diferente».
Luis de Llano relata que después del boom del rock and roll y sus letras simples, inocentes y fresas, llegó un rock más duro y anárquico que le empezó a cantar a los problemas de la vida misma.
A ello se sumó el cambio social que México experimentó en los 70 y bajo el que llegó el festival después de hechos como la matanza del 68 y la del Jueves de Corpus de junio de 1971
«Desafortunadamente la prensa que asistió nos destrozó, dijo que era una orgía de sexo, drogas, y las familias se espantaron, decían que ‘esa bola de greñudos y apestosos’, pero no pasó nada, las mismas mujeres lo decían», recuerda.
Esta historia y más forma parte de su más reciente libro «Avándaro cuando el rock mexicano perdió la inocencia» que presentará este sábado en Valle de Bravo, y donde además habrá un conversatorio sobre el festival.
Al respecto del cincuenta aniversario Luis de Llano es tajante: el rock mexicano era inocente. Lo acusaron de algo que no pasó.
«Que hubo muchos encuerados, pues sí pero eso es en todos lados, que se fumaron no sé cuánto, pues lo mismo se fuman ahora. Toda esa satanización que recibió el festival por algo que hoy es completamente normal, no que yo lo promueva, porque la marihuana nunca va a ser legal, sí regulada», menciona.
«Los artistas fueron castigados porque todos los grupos que estuvieron ahí pudieron haber crecido mucho, pudieron haber desarrollado más cosas, y el gobierno dijo ‘no, más de tantos jóvenes es un peligro para México’, la cantidad de cosas que empezaron a decir los periódicos, la radio y los persinados».