Luego del atentado hace 20 años, las marquesinas apagaron sus luces.
La frase “el show debe continuar” se ha aplicado al pie de la letra en Broadway no sólo durante esta pandemia; hace 20 años la tragedia que tocó a la ciudad de Nueva York por los atentados a las Torres Gemelas también alcanzó a los teatros de Broadway, que se vieron en la necesidad de bajar el telón ante esta desgracia.
Durante dos días, alrededor de Times Square todo lucía solitario y las marquesinas se encontraban apagadas, como respuesta al shock por la muerte de más de 2 mil 900 personas que perecieron en este atentado terrorista.
El entonces gobernador de Nueva York, Rudolph Giuliani, decidió que la economía no podía parar y pidió que Broadway volviera a la actividad, y el 13 de septiembre las temporadas se retomaron.
Las primeras noches después de la tragedia, obras como “Urinetown” y “The producers” fueron un refugio para el personal de aerolíneas y turistas que quedaron varados en NY.
Entonces los productores teatrales se encontraron con una gran dificultad, curiosamente la misma que enfrentan hoy con el Covid-19, la gente tenía miedo de asistir a cualquier evento de entretenimiento, cultural o masivo, ante la posibilidad de que algo les sucediera.
A esto se sumaban factores como calles cerradas, accesos restringidos a las principales vías de comunicación de la ciudad, no había transporte público y la amenaza latente de un nuevo atentado, por lo que durante días las obras y grandes musicales dieron funciones con salas ocupadas a la mitad.
La creatividad hizo acto de presencia y todas las producciones teatrales, incluidas sus grandes estrellas como Glenn Close o Nathan Lane, se unieron para grabar el 28 de septiembre un comercial que invitaba a la gente a volver al teatro, y la petición iba enmarcada por la canción “New York, New York” y una coreografía que Jerry Mitchell (“The Full Monty”, “La Cage aux Folles”, “On Your Feet!”, entre otros) montó en tan sólo unas horas.
Según un artículo de The New York Times, después de lanzar este promocional, la recaudación en las taquillas de Broadway pasó de 185 mil 490 dólares a 470 mil 845 en noviembre.
También se vieron actos de generosidad, como el que tuvo el elenco y staff del musical “Kiss me, Kate”, que donó 25% de su salario, para que la gente que trabajaba en la ahora llamada zona cero pudiera disfrutar de un buen espectáculo durante un descanso de su importante labor.
De esta forma el teatro demostró una vez más su importancia para la salud mental y la economía de una sociedad, a pesar de su fragilidad ante cualquier circunstancia, por mínima que sea, pero fuerte gracias a la pasión de una comunidad artística que se niega a dejar morir este arte tan necesario.
El 9-11 y su legado en teatro
Miles de historias se conocieron en torno a las víctimas del llamado 9/11, que lograron inspirar a gente de teatro y que ha plasmado en papel y en escena una perspectiva muy humana de todo lo que rodea esta tragedia.
Un claro ejemplo es la obra de Jaime Chabaud “Rashid 9/11”, que aborda la historia de un joven musulmán que, después de la muerte de su esposa, se ve envuelto en un movimiento político-religioso que lo lleva lejos de su tierra natal y de su hijo, mientras el público hace un recorrido por su vida y la forma en que terminó ante las Torres Gemelas.
Un año después de los atentados, se estrenó en el Teatro Nacional de Cataluña, en Barcelona España, la obra “11 de septiembre de 2001”, que escribió el dramaturgo francés Michael Vinaver, cuyo argumento se basó en los testimonios e imágenes que se presentaron a través de los medios de comunicación.
“Come from away” es el nombre del musical que los canadienses Irene Sankoff y David Hein crearon, basados en un capítulo de esta tragedia; en él recuerdan cómo el pueblo de Gander, de la isla canadiense de Terranova, recibió de manera hospitalaria y cálida a los más de 7 mil pasajeros que iban en los aviones que fueron desviados durante esta emergencia, justo después de que Estados Unidos cerrara su espacio aéreo debido al atentado al World Trade Center.
Este montaje llegó a Broadway en 2017, después de presentarse en Dublín y Londres.