– Jason Reitman, quien está al frente de El legado, dice que le dio pavor llenar los zapatos de su padre, Ivan Reitman, realizador de la cinta original de 1984
La noche antes de filmar «Ghostbusters: el legado», Jason Reitman sintió mucho miedo.
Sobre su espalda estaba continuar la saga que su padre inició en 1984 y que se convirtió en la más taquillera de Estados Unidos y el orbe con casi 400 millones de dólares recaudados, por encima de «Gremlins», «Karate Kid» e «Indiana Jones y el templo de la perdición».
En ese entonces, Jason tenía siete años y no sabía bien a qué se dedicaba su padre Ivan Reitman, realizador de esa primera entrega.
“Nunca te das cuenta que una película es algo que se ha hecho, siempre parece un sueño que cobra vida y me tomó años darme cuenta que mi padre era el arquitecto de esos sueños”, dice en entrevista.
Pero en 2019, a unas horas de iniciar ahora su propia aventura, el miedo se apropió de él. No sabía porqué había aceptado y qué hacía ahí.
Al día siguiente, aún con nervios, comenzó a rodar la historia donde una madre soltera llega con sus hijos, quienes a su vez desconocen que su abuelo fue el cazafantasmas Egon Spengler (Harold Ramis, 1944-2014).
“La noche antes de empezar a grabar la película, es el momento que más da miedo en la vida de un director. Estaba por supuesto en pavor, completamente”, indica.
“Por fortuna mi padre, que estaba junto a mí, me alentó, estaba todo el tiempo al hacerla y me acercaba a los problemas del ejercicio cinematográfico, encontrando las mismas soluciones que él encontró en los 80 y en ese sentido me sentí en sus zapatos, llegando a los mismos descubrimientos juntos”, subraya.
Jason se encuentra en esta ciudad para presentar Ghostbusters: el legado en el marco del Festival Internacional de Cine de Morelia y que se estrenará comercialmente en salas el 18 de noviembre.
La cinta se centra principalmente en una niña (Mckenna Grace, Young Sheldon), siguiendo la línea de Jason de mostrar protagonistas fuertes femeninas como ya lo hizo en Juno, crecer, correr y tropezar y Amor sin escalas.
“Es importante que se den cuenta que pueden hacer cosas importantes”, subraya.
¿Cree en fantasmas? El director ríe. Dice no saber si existen, pero siempre debe aceptarse lo desconocido.