– El interés de la gente provenía porque en el documental se retrata la manera en que un estadounidense, a mediados del siglo pasado, se apropió de las salas exhibidoras del país
Por varios años «La historia negra del cine mexicano» sólo fue una leyenda para varios.
Muchos sabían de la existencia de esta película hecha en 2016 por Andrés García Franco, pero si alguien quería verla, tenía que contactarse con él y asegurar que su exhibición sería con fines académicos.
Pero a partir del próximo día 24 de marzo estará disponible en Filmin Latino, tras años de insistencia para que saliera al público, por parte del realizador.
El interés de la gente provenía porque en el documental se retrata la manera en que un estadounidense, a mediados del siglo pasado, se apropió de las salas exhibidoras del pais, a veces no de manera amable, para que las producciones del pais del norte llegaran mayoritariamente al público nacional.
«Revela cómo es que el imperio de Hollywood, a través de una personalidad norteamericana que vivía en México, logró sacar al cine nacional de nuestras propias salas y a lo largo de los años, colocarlo a algo que seguimos viviendo», indica García Franco.
El estadounidense se llamaba William O. Jenkins, quien se asoció con Manuel Espinosa Iglesias, a fin de obligar a empresarios a vender sus cines o podían acabar mal, sin que las autoridades protegieran a los afectados.
«Se dio esta política de corrupción antes de iniciar, como tal, que los capitales industriales definieran las políticas; ya no eran los líderes revolucionarios o las ideas que lo hacían, sino este casorio de industrialistas y gobierno», detalla el realizador.
Desde 2016, cuando estaba listo y hasta ahora, además de las funciones para escuelas, «La historia negra del cine mexicano» tuvo una corrida en septiembre de 2019 en salas independientes vía Cedecine, una red de cineclubes y cines alternativos. Sólo eso.
¿La razón? El CUEC y después ENAC, escuela de cine de la UNAM, tenían la propiedad al ser un proyecto apoyado económicamente por ellos, por lo que los directores no podían hacer nada sin ellos.
Y entonces querían esperar a que sus otros filmes que habían firmado para llegar a cines cumplieran con sus contratos y tras ello, sacar a todos en paquete.
«Se ignoró mi punto de vista de cómo debía ser la distribución, que por su tema la pensaba en línea y ahí quedó. Llegaba con opciones y nunca hicieron caso», recuerda García Franco.
«Entonces, para verla, la gente recurría a mí y me la pedía. Les decía que abriría el link cierto día, pero que me dijeran para que universidad por ejemplo o para qué la querían, tenía que asegurarme de eso. Ahora ya estará al alcance de todos», expresa.