– La puesta aborda la vida de histriones de distintos ámbitos, de manera divertida.
Cuando pensamos en la vida de un actor, lo imaginamos siempre envuelto del glamour de los grandes eventos del espectáculo, la fama y la fortuna, pero el director Álvaro Cerveño aseguró que no hay nada más alejado de la realidad, al menos para la mayoría del gremio.
“Hay muchas similitudes entre lo que llamamos la gente normal y los actores, a nosotros nos adorna el glamour pero es lo que menos tenemos, sí hay algunos a los que les encantan las alfombras y los reflectores, pero habemos muchos que no, que estamos en el escenario por otras razones”, explicó.
Por eso decidió montar el musical Brod-güey, en el cual con mucho sentido del humor se muestra cómo es la vida de un histrión, del teatro y todo lo que le rodea, llevando al escenario grandes musicales como José el soñador, Los miserables o El fantasma de la ópera, a través de sólo cuatro actores María José Bernal, Manu Bermúdez, Minah Cerviño y Jorge Mejía.
Para que este montaje tuviera el ritmo y la interpretación que requiere la parodia, Cerveño buscó actores que estuvieran en el punto medio de su carrera, para crear una comedia catártica y divertida.
“Es una bestialidad, son treinta y tantas canciones, sin parar, sin intermedio y sólo con piano, lo que hacen estos actores no lo tiene ningún musical, es de admirarse”, comentó Cerveño sobre el elenco que recién inició temporada en el Teatro Enrique Lizalde.
En Brod-güey se aborda a los actores de todos los ámbitos, desde los de teatro experimental, pasando por los de televisión hasta llegar a los especializados en los grandes musicales, brindando un retrato divertido de lo que significa dedicarse a las artes escénicas.