En su podcast «Narcosatánica», que forma parte de Convoy Network, la plataforma digital creada por él mismo, Olallo Rubio cuenta aquellas ocasiones en que estuvo a punto de ser víctima de la delincuencia.
En 1989, cuando Olallo Rubio era adolescente y vivía con su familia por el rumbo del Ajusco, en la Ciudad de México, su papá corrió a balazos a un grupo de hombres que deseaban meterse a robar a su hogar y, en otra ocasión, su madre tomando valor, disparó al aire para ahuyentar a otro que golpeaba fuerte la puerta.
Era una zona, en aquél entonces, donde la inseguridad era terrible. Casi a diario escuchaban más asaltos y asesinatos, a unas cuantas calles, hasta que les tocó a ellos.
«Lo recuerdo ahora como si le hubiera ocurrido a un tercero, como si fuera parte de una película, y creo eso porque desde niño recreo la realidad desde una forma cinematográfica (risas). Los intentos de robo a mi casa fueron llenos de suspenso, de terror», recuerda Olallo 33 años después.
Esos hechos pueden escucharse en un podcast llamado «Narcosatánica», el cual forma parte de Convoy Network, la plataforma digital creada por el mismo Olallo.
La producción se ubica en 1989 cuando las autoridades y medios de comunicación mexicanos dieron a conocer lo que llamaron narcosatánicos, un grupo que además de comercializar droga, realizaban rituales mortales.
El también director de «This is not a movie» y «Gimme the power» aprovecha para contar su contexto personal, para dar paso a una serie de episodios al tema principal, con todas la voces involucradas, como la de Sara Aldrete, aún en prisión por su presunta participación en los homicidios satánicos.
«Todas las noticias que circularon sobre los narcosatánicos me impresionaron mucho, sobre todo porque combinaba el satanismo y violencia criminal; con un asaltante puedes ‘negociar’ de alguna manera, decir que se lleven lo que quieran, pero qué pasa cuando sólo quieren secuestrar para involucrarte en un rito que para ellos es sagrado.
«Con los años tiene que ver con que primero, gran parte de la historia fue montaje, se exageró muchísimo y los medios lo ultransensacionalizaron; no sabemos qué tan inocente o culpable es ella, es difícil de determinar, pero sí sabemos que hay inconsistencias en el caso y la policía, más bien, necesitaba encontrar culpables», reflexiona.
«Narcosatánica» es sólo una muestra de los más de 150 títulos originales de la plataforma, sumando más de 8 mil horas de contenido, que deambula en distintas categorías y géneros como música, política, humor, literatura y entrevistas, funcionando bajo el modelo de suscripción.
Rubio fue de las primeras personas, en 2005, en generar podcast mexicanos, algo que apenas estaba naciendo.
Ahora, considera, el problema es que hay una sobreproducción de esos proyectos, pues se contabilizan 2.7 millones en el orbe y varios tienen una baja calidad, lo que genera una mala concepción en el auditorio de lo que es el concepto.
Eso impacta, pues la gente se queda con la idea que un podcast es algo amateur y menor, que impacta cuando los profesionales cobran sus contenidos, con lo cual se sostienen.
«Cuando salimos del radio ahí nos sentímos con la libertad de hacer estas historias producidas, porque no todo es contar una historia. Había mucho amateur, había muchos que sólo subían podcast y eran programas de radio abreviados, competíamos contra los de EU.
«Al abrir itunes Latinoamérica estuvimos en el número uno, hasta que bajamos para abrir nuestra propia plataforma y nos fue bien. Pero a partir de 2014-2015, gente de radio pública de EU que tiende a ser más sofisticada, universitarios, periodistas, comenzaron a hacer podcast y hacer cosas interesantes. Pero también alguien se puede topar con algo que está grabado en la cocina, mal audio y que puede ser simpático, pero quizá no tiene experiencia en la comunicación», apunta.