– Fue la madre del también luchador el que sembró la semilla de amor y admiración que siente por su padre
«El hijo del Santo» es hijo de una leyenda de la lucha libre mexicana pero, contrario a lo que se podría imaginar, su vida a lado de su padre no fue miel sobre hojuelas. Así lo compartió el también luchador durante una entrevista para el canal de YouTube de Yordi Rosado, donde habló de las ventajas y desventajas de haber crecido con un padre que peleaba para ganar dinero.
“Aprendí a amar a mi papá gracias a mi mamá, porque antes de todo esto (dedicarse a lo mismo) estaba chiquito y pues no estaba mi papá; mi mamá me decía ‘tu papá trabaja mucho, es muy trabajador para que a ti no te falte nada’”, recordó el luchador.
“Pero aprendí a valorar el dinero porque mi mamá me decía ‘cada peso que tu papá gana es un golpe’”, contó.
Hoy ha ganado diferentes campeonatos mundiales como el de la UWA, pero en la infancia recuerda que sufrió bullying por su complexión pequeña y delgada, pero aunque en casa lo habían enseñado a guardar el secreto detrás de la máscara de su padre, a veces utilizaba esa arma para defenderse.
“Me acostumbré a cuidar la identidad de mi papá, empecé a entender que lo tenía que cuidar, pero de repente en la primaria sí tenía que decir que mi papá era ´El Santo´ porque abusaban de mí, me pegaban porque estaba siempre fui chaparrito… no me creían”.
Asimismo recordó que, aunque fue un niño que nunca sufrió carencias económicas, descubrió de manera abrupta cuál era la ocupación de su papá en una ocasión en la que él lo invitó a una pelea en una colonia popular de la Ciudad de México, a la que también los acompañó Carlos Suárez, un gran amigo de la familia.
“Era domingo y me dijo ‘acompáñame a mi trabajo ‘mano’’, me mandó de copiloto y él venía atrás, llegamos y vi que había mucha gente y de pronto la gente comenzó a pegarle al toldo del carro y gritaban ‘¡Santo, Santo!” y cuando volteo ya venía con máscara”, expresó.
Lo más difícil, aceptó, fue acostumbrarse a la idea de que su padre era golpeado por otros hombres como parte del espectáculo que sostenía económicamente a él y sus nueve hermanos.
“Y de pronto veo que sale el Santo y dije ese ‘es mi papá’, pero conforme empezó la lucha lo golpeaban, entonces yo, porque lo respetaba mucho, pero con ganas de decirle ‘¡que cabrón eres!, ¿por qué no me dijiste a que venía?’, me agarró de sorpresa.
Además de recordar otros detalles, contó la ocasión en que trabajó con su papá en el cine y cuando conoció a su esposa, mientras usaba máscara, también habló de otro momento crudo: el día que estaba lejos de la Ciudad antes de una pelea y su padre murió sin que él pudiera estar presente antes.
Rodolfo Guzmán Huerta, ‘El Santo’, murió en 1984, poco después de haberse retirado de la lucha.
“Era viernes 3 de febrero, yo iba a luchar en Acapulco el 5 de febrero, pero me fui desde el día 3: quería ir a Acapulco a echar relajo, a asolearme, a ir a la discoteca con los hijos del promotor de Acapulco», relató. “Ese día me dice ‘¿por qué te vas hoy’, y le dije ‘ah, pues voy a Acapulco…’ y me dijo: ‘siéntate, quiero hablar contigo: no quiero que tomes, no quiero que fumes, no quiero que te metas al mar porque muchos compañeros míos se han ahogado’ y me empezó a decir una serie de cosas, que le dije ‘papá, el lunes regreso’. Se estaba despidiendo de mí. Después lo entendí».
“Llegó el señor Valdés y me dijo ‘te tienes que ir a México, tu papá está mal’… ya estaba muerto pero no me dijeron».