– El reparto de los bienes del artista ha desatado una cruenta guerra en la que se han revelado bochornosas intimidades
El reparto de los bienes ha desatado una cruenta guerra entre Phil Collins y la que fuera su esposa, Orianne Cevey. El punto central de las disputas es la mansión que Collins posee en Florida.
Allí Cevey se ha instalado con su nuevo esposo, el guitarrista Thomas Bates, y de allí quiere echarla Collins, que la ha demandado.
Por su parte Cevey contraataca asegurando que el artista, con quien tuvo dos hijos, le prometió en 2015 la mitad de la propiedad, por lo que ni ella es una ‘ocupa’… ni puede echarla de la casa y exige una compensación de unos 20 millones de dólares para dejar la mansión.
Además, si el batería de Génesis sigue adelante con las acciones judiciales, la ex esposa de Collins amenaza con hacer públicos detalles muy íntimos del artista que destruirían su imagen pública, comenzando por su presunta falta de higiene que ya ha aireado a los cuatro vientos.
«El hedor que desprendía se volvió tan penetrante que se convirtió en un ermitaño y se negó a interactuar personalmente con nadie más», asegura Orianne que en declaraciones recogidas por TMZ señala que Collins no se duchó ni se lavó los dientes durante casi todo el 2019.
La pareja, que contrajo matrimonio en 1999, se separó el pasado verano, pero ya se habían divorciado en 2006, pero diez años más tarde decidieron dar una segunda oportunidad a su matrimonio que tampoco ha funcionado.