Viva la farandula

González Camarena adivinó el futuro

A 55 años de la muerte del inventor de la televisión a color, su hijo recuerda que un día vaticinó: “Las teles serán delgadas y se colgarán en la pared”

El hijo de Guillermo González Camarena ve conducir a su padre.

En ese momento es sólo eso, su padre, su ídolo, pero no sabe que además de manejar por las calles del México de los años 60, ese hombre ha ideado uno de los inventos del siglo.

Arturo no tenía ni 10 años y, como todo niño, gozaba pasar las tardes con su ser querido, sólo que sin saber que su padre era un gran inventor, éste tenía aviones y barcos de radiocontrol, que llevaban los fines de semana a los lagos de Zempoala o Xochimilco.

¿Y cómo van a ser las televisiones en el futuro?”, le preguntó el pequeño en aquel viaje en auto que no olvidaría jamás.

Delgadas. Las vas a poder colgar en la pared, como cuadros. Dejarlas prendidas todo el día con una imagen si tú quieres, como adorno, hasta se conectará con otras televisiones, hijo”, le respondió el ingeniero mexicano, como si viera el futuro.

Además de la tecnología, hijo y papá gustaban de los juguetes a escala.

Ese futuro finalmente llegó

Arturo tiene 66 años, decidió estudiar ingeniería en electrónica en el IPN, como su padre, quien a 55 años de su fallecimiento sigue sorprendiéndolo: “La genialidad que tenía mi papá, con esa se nace, definitivamente”, considera.

No es el único sorprendido. Todos los que conocían a Guillermo González Camarena se sorprendían por su agudeza desde que éste tenía 12 años. A esa edad ya había creado su primer transmisor radioaficionado y, poco después, a los 15, su equipo de televisión: una creación estilo Frankenstein hecha con piezas de radios descompuestos que adquirió en los mercados de Tepito y La Lagunilla.

A los 23 años patentó su mayor invento, tanto en México como en Estados Unidos: la televisión a color, que creó desde el sótano de su casa, el número 74 de la calle Havre de la colonia Juárez del entonces Distrito Federal, que hoy es un hotel. Técnicamente, se trataba de un sistema de captación tricromática de colores rojo, verde y azul, pero significaba mucho más: permitía ver el mundo de la televisión, hasta entonces blanco y negro, como era en la realidad.

El hombre que soñaba en blanco y negro. Los primeros espectadores de la televisión a color en México fue la familia del genio.

Una madrugada de 1962, González Camarena llevó a sus hijos y esposa a la oficina que tenía en Televicentro, desde ahí hizo, junto a sus colegas, la primera prueba de un programa a color. Se transmitió por Canal 5 bajo el titulo El sueño de una artista, historia protagonizada por Susana Alexander.

Ella interpretaba a una pintora en su estudio blanco y negro que, cuando se quedaba dormida, soñaba a colores, soñaba que galardonaban su obra”, recuerda González hijo.

Su ingenio asombraba desde niño. En su honor, el canal 5 lleva las iniciales de su apellido en la identificación XHGC.

 

La presentación oficial de la primera transmisión a color en México se hizo al siguiente año, el 18 de febrero de 1963, el primer programa fue Paraíso infantil, en el que se ven niños mostrando sus talentos artísticos.

En aquella emisión, un conductor presentó su invento: “En nombre de nuestro auditorio de televisión a colores, les agradecemos esta revolución infantil que han hecho”, dijo en un video que puede verse en YouTube.

La historia que interpretó Alexander pudo inspirarse en los sueños literales de González Camanera. Su hijo recuerda que una tarde, mientras se encontraba en casa con compañeros de la escuela, el inventor aprovechó para preguntarles: “Cuando ustedes sueñan, ¿ven todo a color?”. Todos coincidieron en que sí. “¡Qué raro!”, respondió con ironía el padre.

Arturo cuenta que no supo del genio de su padre sino hasta después de la muerte del inventor. “Para nosotros era el mejor papá del mundo. Cuando se fue me dije, ¡achis con quién estaba yo!”.