– El cantautor, que presenta su álbum Día 22, indica que durante la pandemia aprendió a valorar más a sus familiares; dice que el nombre de su padre es inmortal.

Ser el hijo de un artista reconocido implica para muchos cantantes no poder separarse del apellido paterno, pese a su negativa de ser nombrados “el hijo de”, pero a José María Ruiz, heredero del cantautor Napoleón, le llegó una lección durante la pandemia que cambió su perspectiva.

“Me convertí en una persona consciente de que podía perder a mis padres, de que incluso podía morir yo”, expresó.

Además de esa lección, hubo otra para él más importante, que fue aceptar ser nombrado “El hijo de Napoleón”.

“Me quedé sin un peso, me compré una camioneta, terminé de pagar mi casa, y de repente llega la pandemia”, relató.

Ante la necesidad de trabajar para tener un sustento, en todas las presentaciones que realizaba, ya fuese en concierto, en comercial o un programa en vivo, José María comenzó a añadir algo: “Por cierto, soy el hijo de Napoleón.

“Lo repeles todo el tiempo y en un momento de oscuridad tú mismo lo usas”, aceptó.

Hoy es un tema que dejó de interesarle y, al contrario, se convirtió en un honor para él mencionarlo.

“Es increíble ser hijo de Napoleón, hace muchos años descubrí que tengo un padre inmortal, que cuando pasen 50 años van a poner ‘Vive’ en algún lado y mi padre seguirá viviendo, ¿cómo te deshaces de algo así?”, compartió.

José María Ruiz lanzará su cuarto álbum, el cual, según detalló, es el que más aprendizaje le ha significado.

“Me enseñó a soltar mucho mi pasado, las cosas que me hacían un poco de daño en la cabeza, y además me sirvió mucho en la composición”, señaló.

De su padre, aplica un principio que aprendió de él.

“Una vez lo vi cancelar una fecha pero porque estaba en el hospital; ha salido a cantar ronco, sin comer en 14 o 15 horas, vive para cantar, para su gente, eso es lo que me enseñó, que si quieres algo, el esfuerzo tiene que ser mayúsculo”.

Día 22, el nuevo disco de José María Ruiz, se encuentra a partir de hoy en plataformas digitales; es un disco producido por Kiko Cibrián y colaboraciones de escritura de Jorge y Mónica Vélez y Julio Ramírez, de REIK.