Viva la farandula

La defensa contra Depardieu se politiza

– La exministra de cultura francesa afirma que la derecha se aprovecha de la figura del actor.

La polémica sobre Gérard Depardieu, con los ataques por su actitud con las mujeres, incluidas las acusaciones de violación, y su defensa en nombre de la presunción de inocencia pero también en tanto que monumento nacional francés por su genialidad como actor, cobra cada vez más un cariz político.

Una dimensión en la que ha querido insistir la exministra socialista de Cultura Aurélie Filippetti, que en un artículo publicado este domingo en Le Monde denuncia que la extrema derecha está aprovechando la defensa de Depardieu para hacer de la cuestión «una verdadera lucha política».

Filippetti se refiere, en concreto, al hecho de que el promotor de un manifiesto en favor del actor que publicó el pasado día 25 el diario conservador Le Figaro fuera el artista Yannis Ezziadi, conocido en particular por su proximidad con Eric Zemmour, el candidato ultraderechista al Elíseo en 2022 que quiso adelantar a Marine Le Pen por la derecha.

La ministra señala la paradoja que ve en querer convertir en símbolo de «la Francia eterna» precisamente a un Depardieu que renegó de su nacionalidad francesa para solicitar un pasaporte ruso y que «ha escupido a Francia con continuidad para defender a casi todos los dictadores del planeta».

La suya es una reacción a ese otro manifiesto del 25 de diciembre que firmaban una cincuentena de personalidades del mundo de la cultura, algunas tan conocidas como Carole Bouquet, Victoria Abril, Nathalie Baye, Pierre Richard, Carla Bruni, Arielle Dombasle, Charlotte Rampling, Roberto Alagna o Bertrand Blier.

En defensa del «monstruo sagrado del cine»

En él aseguraban que no querían «entrar en la polémica» sino dejar que «la Justicia haga su trabajo», pero sí recordar que «Gérard Depardieu es probablemente el actor más grande. El último monstruo sagrado del cine».

Y, sobre todo, que no podían «seguir mudos ante el linchamiento del que es objeto, frente al torrente de odio que cae sobre su persona sin matices, en la más completa amalgama y con menosprecio de una presunción de inocencia de la que se habría beneficiado como cualquier otro, si no fuera el gigante del cine que es».

Unos días antes, había sido el mismo presidente francés, Emmanuel Macron, el que en una entrevista en televisión aprovechó para lanzar un rapapolvo a su ministra de Cultura, Rima Abdul Malak, por haber anunciado un procedimiento disciplinario para retirar al actor la Legión de Honor, la máxima distinción pública.

Pero el jefe del Estado no se quedó ahí. Dijo que es «un gran admirador de Depardieu, que es un genio de su arte», que tiene derecho a la presunción de inocencia, y describió lo que estaba ocurriendo como una «caza al hombre» contra el actor.

¿Un tratamiento particular al talento artístico?

Una parte del mundo de la cultura ha reaccionado a la tribuna de Le Figaro y a las palabras de Macron, con otro artículo firmado inicialmente el viernes por 600 artistas de menor renombre, a los que se han sumado en los últimos días varios cientos más en la que se indignan por lo que consideran «la banalización de declaraciones y de actos como los de Gérard Depardieu».

Igualmente rechazan el reproche de que atacando a Depardieu están atacando el arte e insisten en que el estatuto de artista o el talento no puede justificar «un tratamiento singular».

En el origen de todo está la inculpación del actor en diciembre de 2020 por las violaciones y agresiones sexuales que denunció haber sido víctima la actriz Charlotte Arnould. Este año, se han sumado otras dos denuncias contra él, una por agresión sexual de la actriz Hélène Darras, y otra por violación de la periodista española Ruth Baza.

Además, el medio en línea Médiapart publicó una investigación con 13 testimonios de mujeres sobre supuestas agresiones del actor.

Todo eso ha sido relanzado con un reportaje emitido a comienzos de diciembre por la cadena pública France 2 con imágenes grabadas en 2018 durante un viaje a Corea del Norte en el que Depardieu aparece haciendo comentarios obscenos de contenido sexual explícito a varias mujeres e incluso sobre una niña de 12 años.