Tras un fracaso parcial del golpe de estado del 17 de Julio de 1936 en España, intentado por las fuerzas Armadas, Francisco Franco, respaldado por la Alemania nazi de Hitler y la Italia fascista de Benito Musolini, declaró su victoria y ascendió como dictador de España.
Esto gracias a las tropas que cruzaron desde territorio Marroquí, que dio inicio a la Guerra Civil Española, y un régimen que terminaría hasta 1975 con el fallecimiento de Francisco Franco.
La guerra, no solo trajo daños colaterales económicos a otros países, sino también el autoexilio de miles de habitantes que no se alinearon al franquismo, entre todos los que México, con su reconocida diplomacia, aceptó en su territorio, hubo uno que marcaría al país más que cualquiera: Luis Buñuel, quien estudió en la Universidad Complutense de Madrid Ingeniería Agrónoma, lo que era el sueño de su padre Leonardo Buñuel.
Pero lo que realmente determinó su camino fue la residencia estudiantil donde vivía, pues ahí hizo amistad con las que más adelante serían personalidades igualmente influyentes en distintas materias, tales como Salvador Dalí, Federico García Lorca, Rafael Alberti, entre otros.
Ahí fue donde su contacto con el cine se estrechó en un cineclub de esa misma residencia donde los estudiantes compartían, e intercambiaban puntos de vista también en largas tertulias ultraístas, un movimiento literario iniciado por el escritor Chileno Vicente Huidobro muy influenciado por el creacionismo, vanguardia latinoamericana de poesía lírica.
Estas fueron las principales influencias de lo que más adelante sería el estandarte de él y los amigos que conoció en su residencia universitaria, para posteriormente ser exponentes del movimiento surrealista, que se agudizó en Buñuel cuando abandonó la Universidad y viajó a París.
Con ese bagaje, su afición por el cine creció hasta volverse crítico de distintas gacetas francesas, desde las cuales instó a sus compañeros al surrealismo, y junto a Dalí escribiría el guion de su primer filme «Perro Andaluz«, que alcanzó un gran éxito en los cine clubs parisinos, ciudad donde residía siempre que salía de Madrid.
Con la dictadura de Franco y la Guerra Civil, Franco salió del país para viajar a Estados Unidos donde su misión fue crear películas de propaganda antinazi, pero su habilidades y deseos lo terminaron llevando a México, donde le ofrecieron dirigir películas que fueron inolvidables en su trayectoria, como «Gran Casino», con Jorge Negrete como protagonista, o «El gran calavera», encabezada por Fernando Soler, con la que obtuvo la nacionalidad mexicana.
Pero fue hasta 1950, cercano el final de la llamada época del cine de Oro Mexicano, con la llegada de la televisión y el final de la segunda guerra mundial, que Buñuel crearía una de sus obras más emblemáticas: «Los olvidados», donde retrató la opulencia y la pobreza que existía en México, por lo que desagradó a los nacionalistas, pero el premio que obtuvo con ella en el Festival de Cannes le valió redimirse en México, actualmente el filme es uno de los tres reconocidos por la Unesco, como Memoria del Mundo junto al «Mago de Oz» de Victor Fleming, y «Metrópolis» de Fritz Lang.
Entre 1928, y 1977 filmó 32 películas en total y falleció a causa de una cirrosis hepática en 1983, habiendo ganado diversos premios.
Premio Oscar a mejor película extranjera 1972, «El discreto encanto de la burguesía».
Palma de oro en Cannes 1961 por «Viridiana».
Mejor director en Cannes 1951 por «Los Olvidados».
Gran premio internacional en Cannes 1959, por «Nazarín».
Premio FIPRESCI del festival de Cannes 1962, por «El ángel exterminador».
Seis premios Ariel:
Mejor dirección; 1950 «Los Olvidados», 1955 Robinson Crusoe.
Mejor argumento original: 1950 «Los olvidados».
Mejor guión adaptado: 1950 «Los olvidados», 1955 Robinson Crusoe.
Ariel de Oro 1978, premio a la trayectoria profesional.