– El español, quien iniciará una gira por el país, destaca la emoción y la majestuosidad del género, que desea acercar a los jóvenes
La música, el silencio y la religión forman parte de las motivaciones actuales de Diego El Cigala. Cantar por cantar no; como tampoco interpretar cualquier género. A estas alturas, el artista sólo busca y acepta lo que le sume, le nutra y le emocione y todo eso, explica, lo encuentra en el bolero.
El Cigala, uno de los grandes exponentes del flamenco, comenzará una gira que incluye distintas ciudades de México (9 de mayo en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris de la Ciudad de México), con un disco que mantiene esa búsqueda de alimentar su propia identidad, Obras maestras, que incluye temas de compositores mexicanos como “Ay cariño”, de Federico Baena Solís, y “Sin un amor”, de María Teresa Lara.
Se trata, señala Diego, de un homenaje al bolero y de ofrecer una alternativa a las nuevas generaciones, pues considera que la música que se consume hoy día dista de tener un compromiso más allá de lo comercial.
“Queríamos hacer algo que nos emocionara, que nos hiciera llorar mucho, Si yo me emociono y lloro con esta música seguro que a la gente también, porque es así el bolero, es muy romántico, muy sentido, es muy arrabalero, muy pendenciero, muy nocturno, entonces tiene todas esas fases que también lleva el flamenco”.
Del bolero destacan las letras, precisa el músico, así como la música y la majestuosidad de cómo se componen las canciones.
“Las canciones son hechas con compromiso artístico. Hasta son bonitos los espacios de vacío, de silencio. Hoy no hay silencio en la música, hoy es todo rápido, hoy no hay momentos de paciencia. Y la música muchas veces es silencio, saber dónde va un silencio y este género tiene mucho de eso”.
El cantaor comenta que hoy, a sus 56 años, valora y practica los silencios no sólo en la música, sino en su vida en general.
“Sí, sí, me gusta, me gusta tener mis espacios, me encanta la soledad, me gusta mi soledad, porque en mi soledad está mi creatividad me gusta leer la Biblia un rato, me gusta ver documentales bonitos, pero siempre algo que me aporte, con lo que yo después pueda ayudar desde la música; como decía mi compadre Gabriel García Márquez: o aportas o te apartas”.
¿En qué momento se dio cuenta de que era importante tener algunos silencios en su vida?
“Bueno cuando uno es joven se quiere comer el mundo, claro, he aprendido muchísimo. Cuando yo llegaba y entraba de fiesta por la mañana y me veía mi abuelo entrar, y él ya con esos 85 años que tenía, me decía: ‘mi hijo, mi hijo, la úlcera, ¿tú quieres que te salga la úlcera?’ Y claro, yo no lo entendía, era joven, me interesaba la fiesta, joder con los amigos.
“Hay una vida mucho más bonita más allá de los vicios, hay miles de cosas donde puedes disfrutar y vivir con tus seres queridos, con tus hijos, yendo a un museo, yendo a un teatro, yendo a ver una ópera, hoy veo que el mundo está muy destruido, por mi dios ficticio y de plástico, hay cosas más bonitas más allá”.
Amigos, la herencia de México
El Cigala está de nuevo en el país para cumplir una gira por 10 ciudades, entre ellas Mérida, Cancún, Monterrey y Guadalajara, además de la Ciudad de México.
A México lo une no sólo la música, comenta, sino las amistades que ha forjado.
“Una vez mientras cantaba en el Auditorio (Nacional), estaba en el camerino y de repente, bueno, pues llamaron a la puerta y entró mi querido y hermano don Gabriel García Márquez (escritor colombiano que vivió en México por más de cuatro décadas); ya estaba el malito y hacía años que no salía a ver a nadie a un concierto, imagínate la emoción que sentí cuando vi a ese hombre entrar por la puerta a mi concierto”.
Encuentros similares, recuerda, ha tenido con artistas como Joaquín Sabina y Alejandro Fernández, con quien después hizo el dueto con la canción “Como quien pierde una estrella”.
“Es gente que, bueno, me ha dado mucho. Volver a Ciudad de México siempre es como un reto, el público mexicano también es muy romántico y amante de los boleros. Grabar ese disco y llevarlo al directo es maravilloso”.
Pero no olvida sus raíces flamencas, a las que piensa volver, dice, porque las extraña tanto como a su tierra (actualmente vive en República Dominicana).
“Quiero justamente volver a mis raíces, al flamenco clásico, ya hice bolero, salsa, música mexicana, necesito mi disco de flamenco porque esa es una necesidad mía y también para el mundo del flamenco, con sus bulerías, con sus soleá, es lo que necesitamos para que perdure este gran género”.