La popular banda estadounidense dejó satisfechos a los 65 mil asistentes en su primer concierto en el Estadio GNP.
Fuego, moshpit, frenéticos, violentos. Así se tornaron los fans de Metallica en su concierto en el Estadio GNP, “Nothing else metters”, fue el último tema “tranquilo” de la agrupación, antes de que Hetfield advirtiera que venía lo más Heavy de la noche.
“Buenísimo”, dijo en español el guitarrista y principal miembro de la banda metalera “se ven hermosos, mírense, que increíble estar el día de hoy en familia, vamos a estar aquí cuatro noches, diferentes canciones, y todo es gracias a ustedes familia, la familia de Metallica está aquí el día de hoy, y la familia de Metallica ama la música Heavy, verdad”, gritó el vocalista, y el público respondió gritando, de forma tan intensa que varios asistentes dejaron ahí su voz.
“Sad but True”, fue el tema que arrancó con las hostilidades, con toda la banda concentrada, disfrutando cada momento, cada tapping de Kirk en la guitarra y cada melodía agresiva y arrugada de la voz de un redimido Hetfield, quien regresa a esta gira después de rehabilitarse en 2019 por su alcoholismo.
James Hetfield y Kirk Hammet ante el publico. Foto: Carlos Mejía / EL UNIVERSAL
Pero lo menos importante está noche fue el pasado un tanto oscuro del rostro principal de Metallica, la única oscuridad importante era cada que terminaba un tema y todo se apagaba anunciando el siguiente.
“Hardwired”, y “Fuel”, continuaron con el repertorio de la banda estadounidense, y en el público las cervezas ya estaban volando mientras los círculos y empujones de los mosh pit seguían. Dentro de uno de ellos un grupo de metaleros de melenas largas se abrazaba y brincaban juntos, felices por escuchar los clásicos de la primera de 4 fechas del grupo en la CDMX.
Pero ni los más rudos y puristas del metal resistieron cuando Trujillo (bajista) y Kirk (guitarrista) se juntaron en el escenario circular para interpretar «La chona», con un español imperfecto, aunque Trujillo tenga ascendencia mexicana.
Los metaleros sacaron de sí mismos sus gustos, quizás culposos, quizás no, otros entre el público se limitaron a ver el momento, que duró varios minutos con Trujillo cantando la canción mexicana, otros más desaprobaron que los miembros de la banda decidieran incluir esa canción en su concierto.
Lo cierto es que todos volvieron a responder con la misma euforia cuando el metal regresó a escena con Lars en la batería sacudiendo los platillos sin dejar de sonreír, y las luces iluminaban a Hetfield mientras tocaba “Seek & destroy”.
En ese momento, unas pelotas con advertencia de radioactivas, salieron de las seis torres que sostenían las pantallas cilíndricas y comenzaron a flotar por todo el recinto empujadas por las manos de los 65 mil asistentes.
Espectáculo de luces del concierto de Metallica. Foto: Carlos Mejía / EL UNIVERSAL
Mientras, Hetfield se acercó a la orilla y permitió que los más suertudos hasta adelante tocaran por un momento su guitarra haciendo un ruido extraño pero que nunca quedó mal con el metal de toda la banda de fondo.
“Master of Puppets”, cerró la actividad entre fuego que salía del escenario y también de las diferentes torres que también sostenían el sonido, al final el vocalista solo agradeció con la bandera mexicana en su espalda con un “Gracias México”.
El show continuará el sábado y la banda cerrará su gira, que duró más de un año y medio por distintas ciudades del mundo el 27 de septiembre en la capital mexicana.