Viva la farandula

50 años de «Don Gato y su pandilla»: Así fue como el doblaje latino rescató la caricatura

– En el aniversario de la serie animada, recordamos cinco de los mejores momentos de Don Gato, Benito, Panza, Espanto, Demóstenes y Cucho

Bastaron sólo 30 episodios para que el mundo y especialmente los mexicanos amaran a Don Gato, Benito, Panza, Espanto, Demóstenes y Cucho, unos gatos callejeros que se robaron el corazón de un público que, a 50 años de su primera transmisión, aún se recuerdan con mucho cariño.

Don Gato y su pandilla”, originalmente llamada “Top Cat”, fue una serie de dibujos animados creada por el dibujante y productor de televisión William Hanna y el animador Joseph Barbera, y se transmitió por primera vez el 27 de septiembre de 1961.

Por increíble que parezca, en la década de los 60 la serie no tuvo la popularidad deseada, así que se decidió cancelarla, tras completar 30 capítulos, finalizando así su transmisión el 8 de abril de 1962.

Sin imaginarlo, el éxito llegó a Latinoamérica gracias al doblaje en donde destacó Jorge Arvizu, que dio su voz a Benito y Cucho; Julio Lucena, David Reynoso y Víctor Alcocer, quienes también dieron voz a los personajes.

 

Cinco capítulos imperdibles de “Don Gato y su pandilla”

Por ello, a cinco décadas de su estreno, recordamos algunas de las “gatonalidades” más divertidas e icónicas que quedaron en la memoria de muchos y que hasta la fecha aún hacen reír y afloran la nostalgia de aquellos momentos.

 

Benito Bodoque y la radiografía del sándwich

Benito era uno de los personajes más tiernos e inocentes de la serie, que cautivó a miles con sus aventuras y confusiones que lo llevaron a meterse en diversos problemas. Uno de esos momentos fue cuando se tragó un diamante.

Los gánsters que querían recuperar el diamante, raptaron a Benito para recuperarlo, y para ello le pidieron a un doctor que le hiciera una radiografía, una escena que quedó muy marcada en la memoria de muchos, sobre todo porque lo primero que salió reflejado en la placa fue su cena, que consistió en un huevo y un sándwich que ocultaba la joya.

Al final con un estornudo expulsó el diamante, que terminó destruido por el paso de una trituradora.

 

El bonachón del oficial Matute

El oficial Matute fue uno de los personajes centrales de toda la historia; siempre trataba de atrapar a Don Gato en sus fechorías, pero entre los engaños de la pandilla y todos sus embrollos que hicieron reír hasta las lágrimas a muchos, siempre los terminaba perdonando e incluso hasta los llegó a defender, como el día de su cumpleaños, en donde el pobre oficial se sentía deprimido al malentender una conversación de su jefe, en la que expresó que ya no necesitaban las cosas viejas, pensando que se referían a él.

Mientras, el líder de la pandilla aprovechó el momento para reunir regalos en su nombre, con el propósito de venderlos después, pero la inocencia de su grupo hizo que, para animar al oficial que cuidaba de su callejón, le dieran todos los regalos, dejando a Don Gato sin nada.

 

Cucho y su intenso amor

Todos los integrantes de la gatipandilla se caracterizaron también por ser donjuanes de primera, así que siempre había una gata que les hacía acelerar su corazoncito, pero uno de los enamoramientos que más se recuerdan fue cuando Cucho cayó redondito ante los pies de una francesa.

La historia de amor se complica cuando la gata le echa el ojo a Don Gato, provocando un triángulo amoroso que terminó en un cuarteto, cuando apareció el novio francés y retó a un duelo al líder de la pandilla, que por el susto casi pierde algunas vidas gatunas.

 

Unos padres gatunos

Uno de los capítulos que también enterneció a la pantalla chica fue cuando la pandilla se encontró a un bebé abandonado, a quien intentaron adoptar; adornaron el callejón lleno de listones y pañales, mientras trataban de alimentar al nuevo integrante, pero su fantasía de ser padres termina cuando el oficial Matute los descubre y les quita al niño, a quien llamaron “Carlitos”, paradójicamente en honor a Matute, para devolvérselo a su madre. El episodio terminó con las lágrimas de Don Gato que muy pocas veces se dejaba ver de una manera vulnerable.

 

¡Aló Hawai!

Cómo olvidar el famoso baile de Benito cuando en la primera escena aparece con una falda hawaiana, cantando “alo Hawai” porque se va de vacaciones a una isla (Hawái).

Si sigue siendo tu amigo, Benito va a terminar en una isla, pero en la de Alcatraz”, le dice Matute a Don Gato, después de que se quedaron sorprendidos por las vacaciones de Benito.

Al final toda la pandilla acompaña a Benito a su viaje, subiéndose como polizones al barco, mientras que Matute también se embarca siguiendo a un estafador. Entre el intento de atrapar al malo, Don Gato y toda su pandilla se caen al mar y Matute les llora, al pensar que perdieron la vida, pero todo cambia cuando aparecen sobre una tabla de surf, que llega a la isla de Hawái para disfrutar de sus vacaciones.