– El actor, hijo de Luis Mandoki, ha decidido ponerse en la piel de su personaje, que sufre un daño neurológico
Por decisión propia, Daniel Mandoki no habla a menos que sea estrictamente necesario.
No es que ande prepotente o insufrible, sino que lo hace para entrar en un nuevo personaje cinematográfico, alguien que de acuerdo al guión, sufre un accidente que lo deja en coma y, al despertar, padece un trastorno.
“Es un cantante famoso y de pronto sale esto, por cosas neurológicas ya no puede hablar y, entonces todo debe hacerlo con expresiones”, cuenta el actor.
“Decidí no hablar precisamente por eso, el primer día en el set sí fue complicado porque tenía el impulso de hablar, no entendía bien cómo hacerle, pero luego te vas acostumbrando y ya no contestas”, comenta.
Por el mar, título del proyecto, es la ópera prima del realizador español Javier Fidalgo que actualmente se filma en distintas locaciones de Jalisco.
Luis Alberti (Mano de obra), Armando Hernández (El César), Tato Alexander (De brutas nada), Ximena Ayala (Perfume de violetas) y Andrés Montiel (El crimen del Padre Amaro) completan el reparto del filme.
“Al final nuestra chamba es interpretar y me gusta que como actor tengamos esa oportunidad de poder expresar con todos los elementos que tengamos para eso, aquí no tendré la palabra, pero hay otras cosas que pueden ocuparse”, apunta.
Daniel es hijo del cineasta Luis Mandoki (Voces inocentes), con el que trabajó en la cinta de terror Presencias, recién estrenada.
En ella encarna al hermano menor del protagonista (Alberto Amman), quien está pasando por un proceso doloroso de aceptación. Y es junto con el papel interpretado por Yalitza Aparicio (ROMA) el ancla que lo pone en tierra. Al proyecto, ahora también disponible en la programación de Cineteca Nacional, además de streaming, entró por casting, precisa, sin estar de por medio la relación familiar entre ambos.
“Es obvio que la gente iba a preguntar y pensar eso. De hecho se hizo por los procesos normales el que yo entrara, de otra manera ninguno de los dos nos hubiésemos sentido cómodos para trabajar o al responder esto.
“Por ocho meses me preparé, tenía clara la responsabilidad de estar ahí y que la gente viera eso, que fue por mi trabajo”, subraya el actor.
Daniel, de 25 años, debutó en el mundo del largometraje con la cinta Olimpia, que aborda los acontecimientos estudiantiles de 1968; recientemente protagonizó la puesta en escena El viento en un violín, al lado de Mercedes Hernández.