En 1987, un joven de nombre Robin Williams, quien llevaba más de una década en el espectáculo y que inició como comediante en el show Mork and Mindy y más tarde fue anfitrión de Saturday night live y actor en filmes cómicos poco exitosos como la versión live action de «Popeye», se encontraba sentado en una butaca del Shrine Auditorium, de Los Ángeles.
Era la primera vez que Williams pisaba ese recinto y la ocasión era especial, estaba nominado al Oscar como Actor por el filme de dramedy (drama con toques de comedia) «Buenos días, Vietnam». La nominación de Robin era algo inusual por ser un actor que se dedicaba enteramente a la comedia y estaba en una entrega que se distingue por premiar largometrajes de corte dramático.
Aunque esa noche Williams perdió ante Michael Douglas por «Wall Street», no sería la última vez que estaría en ese escenario. Dos años más tarde regresó al mismo sitio para competir en la misma categoría pero ahora por «La sociedad de los poetas muertos», categoría que una vez más no ganó, pero que según expertos como Silvestre López Portillo y José Felipe Coria, demostró que Williams tenía lacapacidad histriónica para hacer lo mismo drama que un comedia… o incluso combinarlos.
Según los especialistas, para entender el talento de Williams es necesario alejarse un poco de aquellos trabajos que hicieron reír a millones y adentrarse en aquellos en los que el actor sembró el miedo, la angustia y la tristeza.
En conmemoración a los cinco años de su fallecimiento (que se cumplen hoy), López Portillo y Coria eligen cinco filmes indispensables para entender su multifacética carrera.
Un cómico en medio de la guerra de Vietnam
Robin Williams protagonizó «Buenos días, Vietnam», película que, disfrazada de comedia, dio los primeros rastros de que podía hacer reír y llorar; esto al interpretar a Adrian Cronauer, un DJ de la Fuerza Aérea de EU que llega a Saigón para entretener a los soldados.
“La película se acopla al estilo de comicidad que él había manejado desde que inició como actor, una muy verbal”, explica el crítico y catedrático José Felipe Coria.
“En ese caso hizo una serie de voces y situaciones que revelan la calidad de su histrionismo. Es básicamente una comedia con toques de drama y ahí demuestra que también puede ser actor ‘serio’”.
Por este largometraje, dirigido por Barry Levinson, Williams tuvo su primera nominación al Oscar como Actor principal en 1988.
La entrada a la sociedad de los actores dramáticos
En «La sociedad de los poetas muertos», Robin Williams da rostro a John Keating, un profesor rebelde, papel que le valió su segunda nominación al Oscar, y que según Silvestre López Portillo, abrió el camino para que actores de comedia pudieran comenzar a hacer trabajos dramáticos.
“Con este papel, Robin enseñó a muchos comediantes que sí se podía pasar de la comedia al drama y que sí se valía pasar de un género al otro”, dijo.
Para José Felipe Coria este fue un “papel semi serio, ni muy serio, ni muy dramático, hecho a la medida y le quedó bien como un maestro que inspira a jóvenes, le da un tono de humanidad”.
Sobreactuado pero muy a gusto en la tragedia
«Despertares» (basada en un caso real y en la que interpreta al neurólogo Oliver Sacks), fue protagonizada por Robin Williams y tuvo críticas desiguales, pues mientras unos la amaron, otros lo llamaron sobreactuado.
“Me parece que en esta ocasión demostró que ya se sentía a gusto en el drama, que ya lo dominaba. Es extraordinario el trabajo contenido que hace y mucho de eso se debe a que en los dramas trabajó con grandes directores dramáticos”, dijo López Portillo.
Para Coria, esta actuación de Williams está exagerada y, aunque no lo califica de malo, no considera que haya sido de los mejores en este género, muestra de ello fue que no estuvo nominado al Oscar.
“Estaba al lado de Robert de Niro y se siente sobreactuado, un tanto forzado, pero seguía experimentando con el drama”, dijo.
Vestido de mujer, Robin llega a la cima del drama
Robin sigue los pasos de Dustin Hoffman en Tootsie y se traviste para ser la señora Doubtfire en esta película que, si bien es una comedia, está llena de drama, en donde un padre pierde la custodia de sus hijos y para estar cerca de ellos se hace pasar por una anciana cuidadora de niños.
“Es la culminación de todas las vertientes, el cómico verbal y el cómico físico, demostró que se puede ser dramático sin ser exagerado, este hombre que pierde a su familia por el divorcio y que hace lo que sea por recuperarlos, creo que es una idea brillante y un papel hecho a la medida”, dice Coria.
Para López Portillo, aquí Williams demostró que no tenía miedo a nada con tal de contar una historia conmovedora.
“Corrió un gran reto, pudo ser desagradable si lo hubiera hecho mal, pero al final da muestra de su calidad como actor, te hace reír y al mismo momento llorar”.
Jack: entre la risa y el llanto
El filme es uno de los peores reseñados de Williams (tiene 17% de aprobación en Rotten Tomatoes), sin embargo para los especialistas, demostró el tono en el que mejor hacía los papeles Robin.
“Una película poco valorada pero creo que es su mejor comedia, es gracioso pero el hecho de que sea un niño que está atrapado en ese cuerpo con esa enfermedad, lo hace entrañable, está muy bien dirigido”, explicó López Portillo.
José Felipe considera que en el “medio tono” Williams destacaba, ya que “cuando hacía el híbrido entre drama y comedia le quedaba fantástico. Eso habla de la calidad de actor que era”.